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Estoy agotada. Mentalmente. Vacía.
He intentado empezar un post hasta en cinco ocasiones. Sin éxito. Esto no cuenta. Esto es la confesión de los posibles motivos y cosas que me llenan de ruido la cabeza.

He matriculado a un hermano y a un perro.
Quiero inaugurar mi nueva casa con una fiesta de disfraces -si, vale, lo de los monstruos yankis-, pero me temo que la idea se quedará al fondo del armario, junto con todos mis vestidos y disfraces a lo Helena Bonham Carter. Hay cosas que nunca cambiarán.

He dejado la casa de muñecas a medias. La de Gaiman y la otra, la hecha con cartón, celofán y progesterona. Y que viva Häagen-Dasz. Pero estamos en crisis y tengo la vivienda a medio terminar, no me han venido los pintores y en el ayuntamiento no me dan la cédula de habitabilidad.

Me he encontrado unas converse del Día del Tentáculo y no están a la venta. Pero encontraré otras... Vaya si lo haré!! (trueno y relámpago) BWA HA HAA!!! ... en fin...

El Sheriff ha salido hoy del hospital: ha vuelto locos a todos los médicos, enfermeras y virus de la zona y no han tenido más remedio que echarlo. Y todavía ha exigido el menú, puñetero él, que ni siquiera le gusta.

Estoy francamente agotada. Tensión 11-6. Sin indicios de salud mental, interés cultural o residuo de inteligencia alguno. Si alguna vez lo hubo, es mera coincidencia.
Tengo muchas cosas pendientes, pero esta tarde no. Esta semana no.

Me haré una maratón de Big Bang Theory, que el Dr. Sheldon Cooper garantiza que te vuelve más inteligente. Pasad buen ... lo que sea. En serio.