lunes, 14 de abril de 2014

Verdades como Puños #2: "How to be a Lone Bar Rider correctly"



Lecciones para ilustrar a una correcta Jinete de barra solitaria y lograr así una satisfactoria velada.


Introducción:

Eres uno de esos seres correspondientes a la especie humana, de género femenino, que gustas de visitar antros de carretera, bares de currelas, templos del rock o simplemente un buen bar donde disfrutar de una copa y un poco de música de calidad. Esta premisa, aunque sencilla, conlleva el handicap del género. Si bien hay hombres a quienes les resulta abrumador tomarse una copa a solas en un bar, si eres una mujer, el resto de parroquianos te van a mirar inquisitivos o abiertamente mal. Esto no debería importarte, y si así es, es una pena que debe corregirse y tiene solución:
Más de treinta años de experiencia me avalan para señalar unas cuantos trabajos de campo para ilustrar situaciones que se pueden dar en esa circunstancia. Ir a un bar a tomarse algo y escuchar algo de buen rock no debería ser tan complicado y es algo digno de hacerse, abierta y confiadamente, en solitario de vez en cuando.

Los siguientes supuestos son ejemplos reales ocurridos a lo largo de estos treinta años de experiencia que ayudarán a ilustrar cómo comportarse con entes intransigentes que invadan sin ser invitados ese momento de privada solitud. 

Supuesto #1: un gañan te entra en la barra.


Te acercas a tu templo, la barra, te sientas y esperas a que te atienda el barman, ese dios. Mientras esperas la buena música, suena una tonadilla de un tal Craig David, la tarareas por defecto sin ganas. Un fulado te ve sola, se fija en que tarareas e interpreta AUTOMATICAMENTE que estas ahi buscando lio, que estas mandando señales como si fueras un semáforo. Y decide interpelarte.

-"Hola guapa, te gusta Craig David? Yo tengo toda su discografía"

Qué hacer? Siempre desde el supuesto de que te quieres librar de semejante ser que te entra con semejante línea -si te mola, no hagas caso, claro, pero allá tu con tu dignidad-, tu respuesta será la siguiente. Girar la cabeza lentamente, no el torso, y mirándolo a los ojos, responderás en su tono más sardónico:

-"Ah, ¿toda la discografía? ¿Los dos discos? Wow!"
E inmediatamente vuelves a girar lentamente tu cabeza en busca del barman. A partir de ahí ya es invisible para ti. Haga lo que haga, se disolverá en su propia aura de mediocridad. Si parece dolido es que hay conciencia dentro de ese bulto; si no, aprenderá la valiosa lección.


Supuesto #2: una garrula te entra en la barra.

Estas en tu templo, la barra, y hay un grupo dando un concierto, la mitad son chicas. Su música no te mata, pero no esta mal. Estas ahí por tu copa. Se te acerca una chica y te pregunta:

-"Hola nena, ¿alguna vez te lo ha comido una tia?"
Bien. Las deducciones se agilizan en tu cabeza. Esta es una fan. Probablemente alguien del grupo sea gay y, al igual que en el caso #1, alguien interpreta AUTOMATICAMENTE que estas ahí buscando lío, mandando señales como si fueras una torre de control aeroportuaria.
Las chicas lesbianas no tienen porque ser rudas. Ni tienen porqué tener tacto o ser inteligentes. A aquellos que no tengan experiencia, les diré que cada uno es como es, independientemente de lo que mueva su barco.
Ante semejante presentación, más allá del catálogo de buenas maneras del correcto conquistador, solo puedes volverte lentamente y mirarla a los ojos. Insisto, si te mola, adelante tu con tu falta de autoestima. Si tienes cierto amor propio, le dirás:

-"Perdona, ¿ves a quien está tocando el bajo en la banda?" -señalas al grupo que toca-.
-"El bajo cual es? El de las 6 cuerdas no? -ahí ya sabes que no hay nadie al volante en esa cabeza-.
-"El bajo tiene 4 cuerdas"- interpelas amablemente, sin faltar.
-"Pero si eso es un tio!" -no shit, Sherlock!-.
-"Efectivamente, es un tio y te invito a que le preguntes eso a él porque acabará por señalarme a mi"- y te giras hacia tu amada barra.

Semejante respuesta indirecta y premeditadamente larga dejará a la chavala haciéndose preguntas internas intentando entender qué le acabas de decir durante el tiempo en que tu te tomas el resto de tu copa, tocan dos canciones más, ves a la novia de esta chica que anda buscándola y la llamas con un gesto para que venga a recoger lo que queda de sus pertenencias. Se disculpa, alguien esta borracha. Te fumas el resto de tu cigarro y decides que tampoco tocan tan bien.


Supuesto #3: el idiota que quiere liarse contigo y/o con tu amiga.

Estas en tu templo, la barra. Hoy vas con alguna amiga. Por alguna razón, hay entes que interpelan que dos chicas en un bar significa AUTOMATICAMENTE que ambas buscan lio, algunos incluso llegan a pensar que buscan lio a lo grande, y al margen de lo fantasioso de la idea, creen que pueden tener oportunidad no con una o la otra, sino con las dos. A estos se les ve de lejos, por cierto. Y es muy raro que se de este caso en el universo y que sea satisfactorio para las tres partes. Si tu apellido es Cumberbatch, Hiddleston o Duchovny, te invito a que me busques -ya pongo yo la amiga-, como curiosidad empírica. El universo no es tan vago y la entropía funciona a nuestro favor.

Este caso, sigamos, requiere cierto grado de confianza con tu amiga, reflejos y rapidez mental.
¿Qué hacer?

-"Hola guapas, quere..."
Te giras rápidamente hacia tu amiga, dándole la espalda al maromo y le plantas un llamado "pico" o un beso o un morreo -depende del grado de confianza, ya os digo- a tu amiga. Rápido, efectivo, digno y valiente.
El proceso de desalojo de semejante bulto humano dura apenas unos segundos.

Si en lugar de estar con una amiga es un amigo, de genero masculino heterosexual, cuidado, si no está avisado puede ser perjudicial para su salud mental y emocional. Cuidado con esta técnica. Es tan efectiva como peligrosa. Si tu objetivo además era acabar besando a tu amigo, probablemente también sea peligrosa para ti misma, tu integridad como ser humano y tu dignidad como persona. Yo de ti no lo haría.


Supuesto #4: El músico que está en el escenario es un fantasma mediocre

Esto solo funciona para los pequeños conciertos. Vas a tu bar favorito, a tu templo, la barra. Más tarde toca un buen grupo. Pero tiene telonero. Y el telonero es un cantamañanas que no solo lo hace mal o mortal de necesidad sino que se regodea y alarga el tiempo de sufrimiento robándoselo a las vidas de los demás, incluido el cantante -que si quieres escuchar- que viene tras él.

¿Qué hacer?
Coges tu copa, te levantas, despacio. Tus movimientos han de ser lentos, desapasionados, tu mirada, lángida y de rayos x. Ves a través del espacio tiempo y decides hacerselo saber. Léntamente, como flotando en el torrente de mediocridad y mal gusto que procede del escenario, te posicionas frente al cantante/músico y lo miras fijamente. Te aseguras de que te mira fijamente, de que te percibe. Y cuando eso suceda, léntamente, con la mano en la que no llevas tu bebida, sacas de tu bolsillo unos auriculares y, sin dejar de mirarle a los ojos, te los colocas en tus orejas.

Si lo has hecho bien, esa será la última canción que toque no solo es noche sino el resto de su vida, que dedicará nada más bajar el escenario, a estudiar derecho penal o cualquier otra cosa más útil con la que compensar el daño que ha estado haciendole a la humanidad.


Estos supuestos, entre otros tantos del mismo calibre o condición, ayudarán a ilustrar el comportamiento que una señora y dama debe tener con aquellos que la confundan con un semáforo si quiere disfrutar de una tranquila velada en su propia compañía en un bar.


-"No comprendo como no te han partido la cara todavía".

Señalaré, a modo de epílogo y reseña de la crítica que avala estos estudios.
Todo completamente ciertísimo.

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