jueves, 11 de noviembre de 2010

Un lápiz y una canción

No saber donde te has quedado,

No encontrar el lápiz con el que dominaste el mundo,

Con que conquistaste la vida, la fuerza, la historia

La tuya, la mía.

Las palabras, a plomo caen, se desprenden de sentidos equívocos,

Cambiados, culpables y heridos,

Rotos por su propio peso.

Ni saber por donde andas,

Ni entender porqué caíste,

Acordes en mi cabeza,

Roto el silencio, por fin,

Y me dejo caer en mi propia desidia, esperando que su manto templado y calmado, mentiroso y bastardo, haga sucumbir lo poco que alguna vez tuve de humano, de hombre, de mujer, de niño, de todo, de nada.

Arrogante me inquiere,

Acaso ahora pretendo ponerme en pie?

Acaso ahora tengo algo a lo que agarrarme?

Algo para ascender sobre mis tobillos, partidos, mentidos de si mismos?

Pasar la vida huyendo de las sombras de tu futuro y de las manchas de tu pasado intentando recoger a cada paso algo de luz no parece ser la mejor de las aventuras.

Y mientras una canción me ensordece la conciencia me concedo sonreír,

Es una buena canción, que repito una y otra vez, para no dejarla ir, para no dejarme caer, para, como siempre y pese a todo, intentar tomar ese pequeño trocito de luz que una simple canción puede dejarme prendida a los labios.

Ya no quiero encontrarla, sé que no lo haré.

No existe esa canción perfecta para mi que me llene el corazón de luz, de sonrisas la mañana, de sueños las mantas de mi cama de invierno.

Ya no la busco.

Pero sigo intentando encontrarme, componerme con estribillos y notas no escritas, sigo intentando ponerme en pie aún no teniendo a qué agarrarme, aun sin tener mi viejo viejo lápiz de conquistar mundos y dominar verdades.

Sigo aquí. De alguna forma.

Sigo aquí. Y tarareo una canción, una sencilla y manida canción que, vaya, me prende una sonrisa de los labios.

viernes, 13 de agosto de 2010

El porqué de la "Terribilitá". Parte I.



Ante todo, buenas tardes, claro. Educación por encima de todo, que aunque parezca que no, se echa en falta. Igual que otras muchas cosas. Y más, después de tanto tiempo sin pasarme a saludar.

Viendo que no levantaba cabeza durante los últimos meses, me embarqué en todo un "periplo búlgaro": me iba a tomar unas vacaciones recias; si no de cantidad, al menos de calidad. ¿Y qué mejor destino que mi dulce y tranquila Florencia, mi Toscana bendita?

No puedo evitarlo, soy un animal fetichista y Florencia siempre empujó mi persona a un ejercicio interno de paz y cultura, lejos de la bulliciosa y vendida Roma, señorona rancia repintada.
Y una vez fijado el destino, preparé con el más cuidadoso de los primores un viaje en coche que arrancaría de las puertas del Palacio Sforcesco en Milano y terminaría en la imposible ruta de Volterra, en Toscana donde además pasaría varios días paseando por el cerrado al tráfico centro de Firenze y enseñaría a mi novio y compañero todo lo que Florencia puede ofrecer.



Florencia, hace 15 años, en mi primera visita, era una ciudad alejada, discreta en su orgullo y hasta huraña con los extranjeros. La mejor cocina, el mejor gusto por lo clásico y el orgullo de tener, entre otras muchas cosas, la que a mi me parece la escultura más hermosa del mundo, el David de Miguel Ángel. El turismo de a pie iba directamente a los canales venecianos o a la plaza romana de San Pedro.

Poniendo un símil, si Roma adquiere la apariencia de una gran señorona de rancias ínfulas, decrépita y pintarrajeada aunque digna dentro de su propia memoria, Florencia era, por aquel entonces, una doncella culta y refinada, orgullo de su casta y sus pretendientes.

Años después, allá por el 2006, volví a sus tierras y encontré curioso y agradable que hubiera ciertos cambios: Florencia se empezaba a abrir a un público que la visitaba por su patrimonio y algo más. Más restaurantes, igual de caros pero más accesibles al foráneo. Volví a encontrarme cara a cara con David, con Venus y Dante y todo parecía seguir igual. La ciudad, otrora sellada por murallas, tenía un restringido acceso a tráfico rodado: tan solo los vehículos eléctricos podían pasar por sus calles, para que el humo no ensuciara los bellos mármoles ni los palacios vecchios.

Hoy he vuelto. Y no podía imaginarme tan equivocada. Triste, confundida y humillada recojo fuerzas de donde puedo para arrancarme el corazón del pecho y pisarlo delante del fulano que decidió que de la crisis solo podían brotar ideas positivas.

Florencia, esa doncella orgullosa y de buena familia, es hoy una choni poligonera. La ingente cantidad de turistas de medio pelo hacen imposible cualquier tipo de visita, de paseo, de experiencia, de lo que sea. Y diréis ¿y tu qué eras, si no otra turista más? Eso pensé al principio. Pero la diferencia se hacía patente y mi paciencia se fue por el sumidero a cada detalle más escabroso.



La crisis ha creado un nuevo tipo de turismo mucho más barato, más ignorante y mucho más desagradable: la plaza de la Signoria, otrora centro bullicioso de cambios políticos u hogueras de las vanidades ahora se llenaba de señoras desagradables que limpiaban mocos por doquier, señores con bermudas y calcetines que gritaban en holandés (o parecido), hordas de orientales cual cliché y vendedores indios de palitos de luz que lanzaban al cielo para llamar la atención. Nadie entra en el cielo sin ir iluminado, que dijo aquel.

Voy, dolorida, a buscar consuelo a los pies de mi amado David y me encuentro que las recias medidas de seguridad y conservación de pocos años atrás, hoy no se guardan, niños correteando por la galería, señoras niponas tocando los lienzos o niñatas con camisetas de crepúsculo (me temo que hablaré después de esto) disparaban flashes al torso marmóreo de la efigie encendiendo aún más su terribilitá. Miguel Ángel lleva tiempo pidiendo la sangre de los vivos, eso es así.

Viendo que no podía con el dolor de no poder hablar tranquilamente con David me dejé caer (es un decir) por la galería de Uffizi, esperando reconfortarme en ese renacimiento que tanto tiempo llevaba preparado. EPIC FAIL. Después de haber visitado el Louvre y el Prado, por ejemplo, entiendo de la utilidad de las audioguías si no vas preparado. En este aspecto, dichas audioguías eran una ofensa tanto para cada una de las obras que allí se guardan como para el visitante apenas instruido. Debido a las ingentes hordas de visitantes (juro que tenia delante a un equipo de voleibol femenino recién salido de su entrenamiento (¿?), tanto el personal como las guias te obligan a dedicarle apenas tres o cuatro minutos a cada sala, incluyendo la perteneciente a Botticelli. Eso te obliga a dos cosas: salir cuanto antes para dejar sitio a más gente y comprar guias de obras del museo en alguna de las seis salas de souvenir dedicadas al tema. Humillación, pena y tristeza.



Pero lo "mejor" estaba aún por descubrir: Insalati diPomodoro, bodas chinorris y más turismo de todo a cien.

lunes, 17 de mayo de 2010

Mi amiga Dolores


Esta es mi amiga Dolores. Aunque en realidad este es un retrato de Gemma Marqués y yo nunca conocí a Dolores. Quizá debería matizar: sí que conozco a Dolores, desde hace dos meses, aunque ella murió hace dos años.
Dolores es... perdón, fué. O mejor, no, es.
Dolores es una de esas viejecitas afables, solitarias y enlutadas que te puedes cruzar por las calles de un casco histórico de cualquier pueblo español.
Por circunstancias de la vida he venido a conocer a Dolores cuando ya hace un par de años que ha dejado este mundo, cuando me he visto en la situación de tener que poner orden en el que fuera su último hogar en el mundo. Así es la vida, supongo. Ella me ha devuelto, en parte, las ganas de ver más allá de mis propios quebrantos y decepciones, el deseo de encontrar ese segundo que se sale del tiempo justo que te marca el reloj cada minuto del día. Por eso estoy aquí, porque quiero hablar de Dolores, porque creo que merece que alguien hable por ella, aunque sea dos años después de dejar este plano de la existencia.

Hace cosa de dos meses llegó a mi poder un manojo de llaves de un viejo piso abaratado por la crisis y una mala relación entre herederos. Una señora, viuda hacía años, había muerto y su casa había pasado a disposición de cuatro buitres marrulleros que afirmaban ser sus vástagos. Como cada uno quería cuarto y mitad del pastel, tardaron dos años y media crisis en vender aquel pequeño apartamento a alguien cercano a mi. Mi labor era, a partir de ese momento, dejar que los cuatro hijos de Dolores, que así se llamaba la difunta, retirarán sus enseres personales o recuerdos que quisieran conservar y poner orden en el apartamento para una próxima ocupación.

Mi sorpresa fue cuando comprobé que aquellos cuatro energúmenos saquearon las escasas y bonitas posesiones con poco o ningún cuidado; la dolorosa verdad quedaba esparcida a mis pies cuando se esfumaron de allí para no volver: todos los recuerdos, fotografías y pequeños tesoros que guarda una vida quedaron pisados por aquellos que aparecían, infantes y sonrientes, en las mismas fotografías. Platos rotos, telas rasgadas, bolsos esparcidos, cojines rajados... Aquellos cuatro herederos no pretendían quedarse con nada de su madre, sino evitar que cualquiera de los tres hermanos restantes se quedara con nada. Tal era la magnitud de aquella guerra.

Y así me quedé yo, de pie en el salón, ante los cuerpos caídos de los recuerdos de Dolores. Recogí todas aquellas fotografías y llamé a la inmobiliaria: nadie quería aquellas fotos de Dolores, ni siquiera la fotografía de ella y el que fuera su marido ante el altar. Así que, tragándome aquel sentimiento sin poder aún definirlo, las arrojé todas a la basura guardándome tan solo una. Una vieja composición en sepia de Dolores cuando podría tener unos 30 años, más o menos.

Conforme recorría habitaciones devastadas fui conociendo mejor a Dolores. Cuidadosos y delicados detalles de buen gusto que sobresalían a la barbarie me decían que Dolores había sido culta aunque no todo lo que ella hubiera querido. Libros viejos señalaban que le había dado estudios a sus hijos y que no habían sabido aprovechar. Fue una mimosa abuelita y una excelente cocinera. Habitaciones y dormitorios deshabitados durante muchos lustros aún componían la perfecta armonía de un hogar. Mantas dobladas y con alcanfor entre sus pliegues. Incluso un traje de novia. Cuidadosa, amable, silenciosa y nostálgica, así parece que vivió Dolores.

Aunque la casa era grande y tenía unos muebles de los que ya no hay, señal de que había pertenecido a una buena clase, los últimos días de Dolores trascendieron sin demasiadas visitas en una pequeña habitación con una gran ventana, una mesa de camilla y una estufa de gas. En esa habitación había un retrato de su marido, muerto unos diez años antes, del que todavía conservaba dos trajes perfectamente almidonados y doblados en el armario principal.

Me dolía y indignaba ver como aquella pequeña anciana, de ojos tranquilos y generosos, no parecía haber sido valorada por unos hijos que no veían lo que su madre parecía haber intentado enseñarles en vida y que una desconocida como yo había visto años después de su muerte.

La fotografía que guardé la llevé a la playa, ¿que porqué a la playa? Porque entre las que tiré, había muchas fotografías de niños en la playa y Dolores en ellas parecía muy feliz. Así que llevé allí su foto, la quemé y la despedí con respeto.

Siento mi ausencia. Este sitio es como un espejo para mí y no sé lo que veo. Aún sigo buscando fotografías mías en las que parezca feliz pero todavía sigo en el salón de mi propia vida con trozos desordenados de mi misma. Pero Dolores me ha recordado que hay más habitaciones aparte del salón.

Da igual. Quería contar que conozco a Dolores, que aunque murió hace dos años, es amiga mía.

sábado, 27 de marzo de 2010

Cara de Keanu

Este es Keanu Reeves en el salón de su casa, intentando poner su cara de "dar discursos" ante sus amigos imaginarios en agradecimiento por el Oscar que recibió el pasado marzo (que en realidad es la maqueta de cartón piedra que robó de la puerta aquella madrugada, al más puro estilo Homer).

Tras esto, señalar con la misma intensidad que pone este actor en sus papeles que esta es la entrada número 100 de este mi tercer blog desde que empezara en septiembre de 2007. E igual que le ocurre a él, tengo la misma "cara de culo". No, mentira, me ha servido para encontrar puros entes de creatividad, inspiración, sentido común y si, reconfortadores de almas. También he encontrado espantajos de troll pero me han dicho que es normal. No son muchos los que me suscriben ni me interesa, no concibo este sistema como un quid pro quo comentarista tal y como expliqué hace algún tiempo. Da igual.

Llevo días sin venir por aquí ni por ningún otro lado.
En estos días se he salvado el mundo hasta en tres ocasiones (y el lunes pienso hundirlo yo), hago yoga y bebo infusiones (sin alcohol, quién lo diria) a fin de no volver a tirar de ansioliticos; tengo 30 vecinos en el farmville, que es una cosa que utilizo como herramienta de espionaje y que si os lo explicara os tendría que matar. Ando leyendo "Los viajes de Tuf" de George R.R. Martin y he regalado otros tantos libros, un bajo de más de mil euros que espero que me sirva de regalo de compromiso (ups!), me han pedido que escriba la letra de una composición, me he hecho fan del grupo "Queremos que Españoles por el Mundo vayan a ver a Richard Alpert", soy fan de Glee y mañana pienso preparar un Wellington de Ternera. Y todo eso sin red.

Ah, si. Y esta tarde he acompañado a mi hermano a que lo vistieran y maquillaran porque hace de esclavo tirando del trono de la Reina de Saba en las procesiones de esta noche. No por nada en especial, solo porque se lo pidieron los amigos. Esta mañana salían en los periodicos no por procesionar sino por la invasión de "negros" en los bares del pueblo. Ejem. En mi pueblo las procesiones funcionan así. A su manera, es divertido.


No sé, intento ponerme al día, intento saber hacia donde dirigirlo todo, este blog, pero aún ando desubicada y maltraida. Detesto pasar en el coche cada día más de 3 horas y no tener tiempo para nada, nadie. Detesto no poder aportar nada de lo que pretendí desde aquel primer blog.
Supongo que, al fin y a la postre, si que tengo la cara de Keanu Reeves intentando agradecer un premio con la resignación de saber que nunca lo ganará ante sus amigos imaginarios.

Me voy a mi sesión de yoga y luego, si eso, me emborracharé.

pd: Quiero esta camiseta. La quiero. Y a vosotros también, pero solo consigo poner cara de Keanu.


viernes, 19 de marzo de 2010

Póngame más Gayman, por favor.

*Ilustración de Chris Ridell

Recuperándome ando todavía de los últimos días en los que mi futuro laboral y el de mis compañeros dependían de mi trabajo como último eslabón de una gran e inepta cadena. He de seguir, pero gracias al cielo, alguien quiso hacer de este fin de semana un momento aún más largo para reponer energías y perderlas leyendo en la cama, por ejemplo.
Esta mañana tempranito cogí mi ultima adquisición literaria -miento, me la regalaron- y se me han hecho las 2 de la tarde. Y es lo que tiene Gayman, que no puedo dejar de leerlo, a dios gracias.

El Libro del Cementerio, de Roca Editorial, una novela juvenil editada a finales de este año pasado en la que Neil Gayman vuelve a dejar parte de su magia en un buen montón de páginas, esta vez todas llenas de letras, en narrar la historia de Nadie, un bebe que, huyendo del asesino de sus padres, acaba siendo adoptado por los residentes del cementerio que hay junto a su casa. Vamos, Gayman en todo lo suyo.

Con ilustraciones de Chris Ridell en la edición que tengo en mis manos, que incluyen la portada del libro -Dave McKean ilustra la edición americana (ver ilustración inferior), que me parece más acertada que la de Ridell-, este dulce de libro es justo lo que uno necesita para olvidarse de este mundo lleno de crueles y traicioneros vivos y reconfortarse en la paz y la estabilidad que ofrecen los muertos. Lo que viene siendo Gayman haciendo suya una versión macabra de El Libro de la Selva de Kipling.



En cualquier caso una lectura más que recomendable, sencilla y nada compleja, pero no por eso carente de sorpresas ni la constante sensación de extraña incomodidad y desazón ataviadas de naturalidad que tan bien maneja Gayman.

Si he conseguido llamar vuestra atención, ahí van las cincuenta primeras páginas de este relato, por cortesía de la propia editorial.

Y ya, que me veo que me va a dar un jama y me temo que empezaré a cantar canciones de Cindy Lauper como respuesta más lógica a lo que me esta pasando por la cabeza. Prometo ser más comunicativa.

martes, 16 de marzo de 2010

Tea's ready!

Pues mira, que ya me he cansao de tanta realidad y tanta polla, que una no tiene paciencia para estar siempre deprimida y cargando con el peso del resto de la humanidad mas cercana. Voy a llamar ahora mismo a Bicycle Repair Man, que me saque del apuro, que ya esta bien, hombre ya.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Las cosas que he visto con los ojos cerrados



He visto a dos mujeres pelearse por una camiseta vieja que alguien tiró al contenedor.
He visto como a nadie parecía importarle.
No he visto Avatar, ni Nine, ni casi ninguna película de alfombra roja. Ni me importa.
He visto los primeros quince segundos de una nueva vida.
He visto el último acto de una vieja vida.
He visto, también, los últimos minutos en vídeo de Poquito jugando con Natillas.
He visto cuántos días hacen falta para recordar todos los pasillos de un gran Hospital.
No he visto, sin embargo, a nadie que se preocupe realmente por los que llevan tanto tiempo allí.
He visto crecer dientes, clavar uñas, ganar canas, acariciar cabellos y llorar por todo ello.
He visto como el horno de mi cocina sirve para algo más que guardar bandejas.
No he visto a un solo político, dirigente, estadista o mandamás que me haga creer en la polis.
He visto como agentes del orden se miraban las palmas de las manos vacías, impotentes.
He visto los rostros de la gente cuando ando por la calle, rostros y vidas que no describiré para obligar a quienes creen saberlo todo a que se bajen del coche oficial.
He visto, qué cosas, a gente encontrando trabajo a jornada completa.
Y finalmente he visto el color de la fe, que no es otro que el que se enmarca en tus ojos y me protege del frió y el mundo.

Estas y muchas cosas más he visto con los ojos cerrados; cegados de lágrimas, polvo o vergüenza. Y aún a riesgo de que se me caigan, pienso seguir mirando.



* Picture of Rafa Navarro

miércoles, 24 de febrero de 2010

Hasta luego, Poquito


Mi gato Poquito


Lo lamento mucho. Ultimamente no estoy para nada, para nadie.
He rescatado esta vieja fotografía tomada en un rincón de Sevilla para la cabecera, "Demonios" se llamó, tal era su significado para mi en aquel momento.
Si me gusta al olfato, prometo no cambiarla en mucho tiempo.

Afuf
es lo que solía utilizar como significado de profundo astío mi gato Poquito cuando me pasaba achuchandolo. No creo que vuelva. Se le hecha tanto tanto de menos...

Igual que otras tantas cosas ultimamente.
Ultimamente no tengo tiempo para sentarme a leer, a escribir, a pensar.
Ni siquiera para curar las heridas ni llorar las pérdidas.
Lo lamento mucho ultimamente...



Nota: detesto a este señor que afirma ser cantante, pero esta canción es... En fin. Mi cuento esta lleno de odios y admiraciones encontradas.

viernes, 19 de febrero de 2010

One for my baby

La sombra sobre un bar de madrugada, en blanco y negro, una figura sentada a la barra. Se adivina un hombre por la hora, hundida la cabeza en el hueco que conforman sus cansados hombros. Sus ojos descansan en el fondo del vaso que esta a punto de colmar de vacío y derrota. Una noche cualquiera en cualquier fotograma de cine negro cualquiera.

No más muñequitas de tafetán, tan lindas como peligrosas, no esta vez. No de esas que con solo mirarte sabes que acabarás matando y muriendo por ellas, siendo bastante más que probable esto último y no por los motivos adecuados. No esta vez. Mi integridad como medida de este vaso. Mi dignidad tan mediocre como este whisky.

Y así transcurren los días en los que las desgracias y desagravios de la vida me convierten en ese cliché sin forma ni ambición, en ese fotograma cualquiera de película de Michael Curtiz, en esa figura en blanco y negro que podría estar a la altura de cualquiera, pero que en realidad, no es más alta que lo que mida la generosidad del barman.


lunes, 15 de febrero de 2010

Poquito...

... dónde estas?

viernes, 12 de febrero de 2010

Gracias, presidente, por este bonito presente


En este país de botijo y pandereta, de atrasos y retrasos, tanto sociales como mentales entre tanta corbata y batín, en este país, digo, ¿que se puede esperar si una noche entran en tu casa y se te llevan hasta el alma?
En ese momento piensas: "Policía!!" o "Tengo un seguro!!" pero después de un par de momentos mas te das cuenta que lo único que tienes es un dolor muy fuerte en los puños o los pies, de haberte desahogado por la rabia contra la pared mas cercana, o un coche, en mi caso.
Cuando te roban encuentras el equivalente a que violen a tu hermana, por ejemplo. Un ejemplo bestia, pero así son las cosas en este país.
En este país, digo, culo y miseria del primer mundo, donde la gente de a pie hace milagros por encontrar dinero donde no llega, donde los pocos que intentan seguir trabajando se topan continuamente con subidas de tasas, multas, sanciones, carnes a renovar, permisos que pagar, inspecciones que pasar y familias que mantener, estos, digo, son los que intentan -intentamos, porque me incluyo- que este país siga adelante. Porque a esos empresarios, los pequeños, los que responden directamente ante sus empleados, son los que le importa el futuro de su trabajo y el de los suyos. Pero, ay! Que país este!
En mi caso, confiesolo por fin, mi trabajo y mi familia siempre han sido lo mismo. Y cuando esta mañana mi señor jefe que a veces hace las mismas de padre se da con la puerta forzada, violada; duele. Duele mucho. Y la nausea te atenaza la garganta porque te das cuenta de que las cuentas no salen, de que se han llevado el equivalente a varios sueldos anuales, de que no entiendes a que han venido dos policías judiciales a buscar huellas cuando esto no es CSI ni hay lamparitas azules ni vergüenza que buscar. Y que conste que es la única esperanza que albergamos, que la policía, ante los cuales no es la primera vez que tengo que declarar como denunciante, hace su trabajo como se que lo hace. Porque ellos, dentro de lo que les toca, tampoco tienen la culpa de este pais de botijo y pandereta. Y lo que realmente jode de este país de botijo y pandereta es que los ladrones, los gordos, andan por la calle besando niños, firmando recalificaciones -que si, que se siguen haciendo-, llenando bolsillos, negando trasvases, farfullando en sus dialectos y, oh, vaya que sorpresa! Que se han olvidado de zapatero -sin mayusculas- para la cumbre de ayuda a Grecia?! Como habrá sido esto posible!
Me pierdo inutilmente en mi rabia...
Lo mas "gracioso" es que la zona donde yo vivo -mis padres- andan noche si, noche no, entrando a robar con debarbadoras y camiones-grúa... Solo espero que el día que toque en mi casa no le pille a mi madre dentro. Señores, esta es la seguridad de mi país, el de botijo y pandereta.

jueves, 11 de febrero de 2010

Bender Bender Rodrigues

Siempre he sido admiradora del trabajo del doblador español. Siempre me ha fascinado su trabajo y soy de los que piensan que contamos con uno de los mejores equipos de dobladores del mundo aunque no siempre estos doblajes sean fieles, mas por inadaptación que por cualquier otra cosa que refunfuñen los puristas. Siempre ando jugando a adivinar a cuantos otros personajes reconozco en esta voz o la otra, siguiendo incluso la "carrera" de algunos actores de doblaje a los que les tengo cariño desde hace años; uno de estos es Lorenzo Beteta.



Miércoles 3 de febrero, 13.30. En los estudios Soundub de Madrid, Lorenzo
Beteta, el actor que dobla al español a Jack, uno de los protagonistas de
Perdidos, pelea con una frase que se le ha atascado. Con un ojo sigue en la
pantalla los labios del personaje, interpretado por Matthew Fox. Con el otro, el
texto en español. Beteta, un reconocido actor de doblaje -también es la voz de
David Duchovny (Expediente X, Californication) o de Robert Sean Leonard
(House)-, hace un quinto intento: "¡No puede ser! No va a llegar a tiempo para
la ceremonia", suelta, ahora sí, de un tirón.

... un poquito mas aquí.

Pd: Os debo tiempo para dedicaros. Aunque soy un año mas vieja no parece que sea mas lista porque no consigo ganar tiempo para nada...

martes, 9 de febrero de 2010

El manual de mi mente

Nuevo intento, zombie flavour too.
Y es que ando algo revuelta leyendo un compendio de Paco Alcazar, autor de Silvio José en El Jueves, El Manual de mi mente. Al fondo a la derecha, no tiene pérdida. Cuando usted lo vea todo negro, absurdo y cínico, habrá llegado.


lunes, 8 de febrero de 2010

Un poquito mejor

Definitivamente mi gato Poquito va a quedarse hecho un pincel de tanto acicalarse para ir en busca de novia. A lo que iba, nueva prueba de cabecera, composición que parte de un trabajo que no es mío. Reclamaciones al maestro armero. Triste pero cierto.

Por lo pronto, para no dejarme a medio tender, dejare secarse a la sombra de la noche algo que esta mañana hacía que se me saltaran las lágrimas y que me ha conmovido como hacía meses no lo hacía nada -a excepción de los versos de Toro, por supuesto-.

Para aquellos que gusten de escucharlo conmigo, hagan la merced de apagar las luces y dejarse llevar por el arrullo de la gran dama Dulce Pontes. Buenas dulces noches.


martes, 2 de febrero de 2010

La Dama y la Muerte (BIS)

Comentario suprimido por publicación repetida. Mierda intenne...

La Dama y la Muerte




No iba a publicar nada hasta que no tuviera algo concreto de todo lo que tengo empezado pero esta mañana me han dado una buenísima noticia a través de una de esas redes sociales del maligno, el corto de animación La Dama y la Muerte, hecho por la productora granadina Kandor ha sido nominado para los Oscars de esta próxima edición. Esto no tendría mayor relevancia para mi si no fuera porque un viejo amigo mío trabaja en esa productora, en se corto.
Jaime Visedo, de profesión dibujero. He aquí un pequeño reportaje-noticia en el que, además de contar de qué va y porqué es tan especial, la espalda de este grandullón al que siempre llamaré JAI-MAN también hace su aparición.
Desde aquí, mis felicitaciones y mis mejores deseos.





’La dama y la muerte’, un corto español seleccionado para los Oscar


sábado, 30 de enero de 2010

Nueva portada, la misma mier...

Me aburro muy pronto de las cosas, sobre todo si las he "creado" yo.
Sirva este nuevo banner para ilustrar el espíritu intrínseco que destilan mis palabras, las que se dicen y las que no.
Para aquellos que puedan sentirse ofendidos que seguro que alguno se presenta en mi puertacon las vestiduras hechas yesca, reseñaré que dicha imagen no es mía y el original tampoco, que era del amigo Leonardo, el cual no era precisamente el paradigma de un cristiano temeroso del altísimo.
Estoy entrando en un tormentoso proceso creativo, cuando salga os lo haré saber.

martes, 26 de enero de 2010

Mios, tuyos, de puta todos!!!

Metaforas mil, de Los Pun-Se-Tes. Sin Comentarios. Pena que los Scorpions se retiren.


lunes, 25 de enero de 2010

Schroedinger lo sabe


La teoría del LolCat de Schroedinger



Porque me voy a tatuar a Ezio Auditore en el culo. Yo no, claro, que tengo callos en los dedos por jugar sin altura ninguna ni conocimientos previos: "Viéndote jugar me sorprende que hayas llegado tan lejos", a los 10 minutos de juego. A Florencia vuelvo este año, como me llamo Ezi... estooo....
Porque envidio a Patrick Rothfuss y su amor por las buenas historias que ha conseguido trasplantar, hacer brotar y florecer en una primera gran obra. Cualquier cosa que leáis acerca de este libro sera cierta.
Porque te gastas lo que no ganas en majaderias y rezongas, recelas y cree el ladrón varios respecto a entidades voluntarias que necesitarían muy poco para ayudar muy mucho en Haiti, por ejemplo. Por poner un solo ejemplo.
Porque si quisiera ver pitufos grandes contra transformers me bajaría los Power Rangers en vez de ver Avatar. Que si, que vale, pero que no. "Nadie que la haya visto diría eso!" Exacto Nelson.
Porque mi coche es ya una extensión de mi cuerpo, concretamente, lo que me crece justo debajo del culo.
Porque siento indiferencia hacia los aniversarios, concretamente los mios. Es una facultad que adquirí con los años a base de golpearme continuamente con mi optimismo o la feliz ignorancia.
Porque podría ponerme a contar la cantidad de usos chorras y malignos que en Smallville se han hecho del "meteorito" -ya que por contrato no se le puede llamar kryptonita, ni el héroe sera visto volando o vestido de colorines-.
Porque me doy cabezazos buscando spoilers visuales en la Ultima Cena de Lost que, cruzando los dedos de los pies, no es un recurso muy original como promo. Sobre todo porque no hay serie o elenco que se precie que no tenga su correspondiente emulación DaVinciana.
Porque me deshago en la trivialidad del pasar de los días sin centrarme en nada, como siempre, como nunca. Testigo externa sin voz ni voto ni ganas, descremada, descafeinada, mediocre dentro de un "pudo haber sido", consciente de mi propia decadencia y, claro, conforme y resignada que, al fin y al cabo, es la base de todo el problema. O sera que esta nublado hoy.
Y porque, en cuestiones de la psique, mi cabeza -y por extensión mi todo, incluido mi coche- bien se me asemeja tal que a la caja de Schroedinger. Cerrada y pudiendo contener tanto un gato vivo como un gato envenenado. Probablemente ambos y practicando el canibalismo en este mismo momento entre el gato zombie y el gato no-zombie.
En cualquier caso, Schroedinger lo sabe.
Y ahora que me acuerdo, voy a buscar una promo de Ultima Cena de The Big Bang Theory, que seguro que ya la hay.

jueves, 21 de enero de 2010

La abuela de Carlos

Carlos miraba ahora a su abuela muerta. Veía un rostro sereno y apaciguado, un aspecto hermoso y, claro, ligeramente enjuto. Su madre y sus tías se iban turnando de plañideras frente al féretro mientras las demás se ocupaban de recibir los pésames, consuelos y felicitaciones por la belleza que mostraba la finada.
Carlos no sabía exactamente el porqué de las felicitaciones pero lo cierto es que tampoco sabía cómo podían reconocer a la que fuera su abuela. La miraba como si fuera un puzzle de piezas perdidas. Desde que él la conocía, siempre le había dado miedo. Siempre llevaba la cabeza llena de rulos, la cara envuelta en potingues y las ropas sucias y remendadas. Y tampoco es que fuera la habitual abuelita dulce y generosa sino más bien lo contrario.
Su abuela había estado preparándose toda su vida para el momento de su muerte. A tal conclusión llegó Carlos desde la certera rotundidad de sus ocho años.

sábado, 16 de enero de 2010

Cosas que Joden

En la vida hay que hacer cosas que joden.

Como asistir a una comida de varias familias -a las que no conoces de nada- todos ellos con hijos casaderos y sus respectivos adosados invitados sin previo aviso en lo que se conoce como "encerrona".

Por ejemplo, jode pisar una mierda o trabajar.

Asisto por cuestiones laborales. Y arrastro a mi pareja conmigo.

Cuando estoy en un sitio en el que no debo estar

me quiero morir


Cuando te das cuenta que entre todos no juntan dos neuronas.

o matarte

Si, matarlos a todos.

despacito,

Que sufran, con zapatos de vagabundos en la boca.

sin prisa

pero sin pausa.


Que paguen por su sola existencia.


A veces me conformaría con que te callaras,

a veces daría dinero porque te callaras,

a veces daría mi vida porque te callaras,

a veces decapitaría por un segundo de silencio.


Apá, un coche igual quel tuyo!
Si se unen los moros, los chinos y los rusos se va to a la mierda!
El vino este tiene más de 30 grados!
Cari, pideme más gambas que me san acabao!
El café con baylis esta mas bueno alternándolo con vino!
Apá, como se llaman los policías que regulan los aviones?!!
Son frases que he tenido que escuchar esta tarde. Entre muchas muchas otras.


En la vida hay que hacer cosas idiotas.

Por ejemplo una: hablar con idiotas

o sonreír a idiotas.


Durante más cuatro horas, además.

Rodeado de idiotas por los cuatro costados

me quiero morir


Sobre todo cuando me pasan el horterísimo albúm de fotos "prenatal" -no sabía que eso se podía hacer sin quebrantar varias leyes- de la garrula gordíiisima que tengo enfrente, embarazadísima de mellizos, pintada como una puerta e hija de la Suprema de Mostoles que está igual de gorda y pintada que ella. Detalle: embarazo no deseado, pues la zagala tiene unos 20 años, igual que el gañán del novio que la acompaña, el cual bajó del coche torso descubierto para ponerse una camisa abierta hasta medio pecho. Me quiero morir mucho.

o matarlos

Mejor. Mejor matarlos.

por idiotas,

Y por... buff... por idiotas.

pero son muchos

y me cansa.


Esa es la verdadera desgracia de esta historia, supongo.


Mejor esperar a que mueran por su cuenta.

Veremos, uno por uno, cómo revientan.

Pondremos todos sus órganos a la venta.

A veces decapitaría por un segundo de silencio.


Y mira que yo soy pacífica, oigan. Pero es que estos se lo han ganao con creces.


En la vida hay que hacer cosas que hartan.

Como ver deglutir gambas al ajillo a semejante piara de energúmenos durante más de lo que puede soportar un ser civilizado y con sentido común.

Por ejemplo harta viajar en el metro sin respirar,

sin aire.


O apretujados por haberse apuntado el doble de gente a última hora y no ser capaces de racionalizar el uso de una segunda mesa que hubiera aportado un mínimo de dignidad y espacio personal.

Rodeado de axilas por los cuatro costados

no quiero vivir.


No cerca de esta gente, por dios. Una y no más. Ya no me pillán en otra.

Me voy al campo.

Que los follen.

Que los zurzan.


Chim-pón!!


Letra de Mama Ladilla, canción "Cosas que joden", subtítulos de la Señorita Estropajo, que va a empezar a echar espumarrajos por la boca de tanta ignorancia cinco segundos después de publicar esta entrada.

miércoles, 13 de enero de 2010

Muncho!

Ma llegao. Y mira que últimamente voy que me duermo encima y no me llega ni el riego. Pero Super Perrete ma llegao. Y es que en esta tierra somos asín. No me lo tengais en cuenta, que, insisto, ando falta de sueño y alguna que otra ostieja también.


viernes, 8 de enero de 2010

Bajo el arbol


Andaba esta mañana podando una serisa cuando recordé una vieja charla donde uno de esos espíritus libres que campan por el mundo me señalaba como compleja y misteriosa; concretamente "más hermética que un tupper"* y "más rara que un perro verde". Aquello me invito a reflexionar, claro. De tales afirmaciones saque en claro que debía dejar de relacionarme con aquel fenómeno de persona y su círculo de acólitos perroflautas hijos todos de banqueros, médicos y similares noblezas.

Aquello de "no te leo el pensamiento" o "que te compre quien te entienda" también pudo ser escuchado por mis orejas por esos tiempos dada mi tendencia a darme la vuelta sin avisar y "dejar al personal con la palabra en la boca" si entendía que era pura y dura bazofia lo que salía del pozo que tenían en la cara mis interlocutores.

Cualquiera hubiese pensado que no era muy inteligente -ni sociable- por mi parte. Cualquiera hubiera pensado que lo normal en esa época en la que cada cual busca su sitio era modelarme a aquel círculo que prometía un puesto entre la futura flor y nata de la localidad. Pero por lo visto soy "más peligrosa que una caja de bombas" o "mas loca que una cabra alemana" en lo que a razonar se refiere y opte por una fidelidad hacia mi misma frente al actuar popular que se hubiera impuesto en ese momento.

Y seguramente cualquiera hubiera llevado razón. Y es que no pocas incomprensiones y decepciones me han tocado por mantenerme solo fiel a mi misma e ir "a mi puta bola" ya que esa situación se fue repitiendo conforme iba dibujando mi camino, casi siempre sola y, por consiguiente, retraída, socialmente inadaptada mas por exceso de personalidad que por su defecto, y en fin, por estar siempre mas “palla que paca”.


A día de hoy cuento con pocos amigos, apenas media mano y demasiados conocidos. Incluso quien hoy me acompaña en la vida es de ese tipo de personas que brillan entre el resto, que son preclaras y no pagan por prejuicios, de esas que no abundan en el camino y no lo digo porque pague la mitad de mi alquiler, sino porque me pude dar cuenta a los dos minutos de conocerlo. Así son esos pocos amigos míos. Esos que desde el principio no pretendieron que encajara en ninguna parte y que mostraron estoicismo y paciencia frente a mis "pensamientos ilegibles" o mis idas de hoya. Estos pocos que me acompañan son conscientes de que suelo ir "a mi puta bola", que soy ciertamente "hermética" o tan impredecible o "peligrosa como una caja de bombas". Soy afortunada, ciertamente.




De esas y otras cosas recapacitaba yo esta mañana podando mi primer bonsái. Esperemos que no se me seque de tanta abstracción.





*Frases reales dichas y perdidas en el espacio-tiempo de la memoria.

martes, 5 de enero de 2010

Crecimiento espiritual negativo


Bien por el IPC claro, lo malo es que ahora lo podremos ver emigrando a zonas poco soleadas, perseguir a jovenzuelas castas y afirmar que solo mata por hambre y no por placer. Y que venga VanHellsing y se haga ministro de economía, oigan.
No me creo nada. Dicen que ha subido el IPC un 0,9%. Mentira. Que me pongan la imagen del vampiro gayolo de CrepúsCULO en esa noticia es, sin dejar lugar a duda alguna, señal de que estamos siendo aspirados, succionados, secados y exprimidos por la crisis. Ni crecimiento ni pollas. No señores, las cosas no se hacen así.

Por otra parte, Feliz Ano nuevo, como dice el Sr. Cojones, que no lo he dicho antes. Y es que ando con el culo torcido y totalmente inusitada de mi misma gracias a mi medio de comunicacion favorito, la tele. Y es que mi relación de amor-odio con ella me tiene los pelos de punta desde que TVE no tiene publicidad. Desconfío, la sigo, la veo. Espero que baje la calidad pero no es tanto eso como tirar de archivo. Total, que estoy en periodo de crecimiento espiritual negativo o lo que viene siendo lo mismo, con la mosca detrás de la oreja. Y ahora me entero que es líder de audiencia desde el mismísimo minuto 1 de este año. No atino que pensar.


Permanezcan atentos a la Pantolla, que decían aquellos.