miércoles, 19 de marzo de 2014

How Alive Are You?



Anclados a mi espina dorsal, amontonados, se acumulan una plétora de objetos.
Objetos de inspiración y deseo, de terror y odio, de catarsis y admiración, objetos atados para siempre a la estela de mi sendero por medio de pequeños lacitos de formas extravagantes, colores lisérgicos y casi siempre incomprensibles o incoherentes para el ojo no entrenado, incluido el mío propio.
Cosas que encadenan otras cosas sin aparente relación.

Una canción, un color, una voz.
Una hora del día, un viento del sur.
Un libro, un olor, una frase.

"Like a jaguar hiding in a cello"

Como un jaguar escondido, oculto en un violonchelo, chelo, cello.
Una bestia indómita, estilizada y taimada, salvaje e inesperada, escondida -que no encerrada- dentro de una de las formas más deliciosas, serenas y precisas capaz de emitir un sonido profundo, aterciopelado y evocador. Like a jaguar hiding in a cello.

Leer esa frase referida a alguien desconocido, a quien crees poder entrever a través de esa idea, y cuánto fascina intentar entender el porqué de esa elección de palabras. Tanto, que te lleva a pasar toda la mañana imaginando el tipo de personalidad que esa frase puede transmitir, qué pasaba por el corazón del escritor cuando la formuló, qué llegaron a comprender aquellos que la leyeron por primera vez, qué sintieron aquellos que la leyeron por segunda o tercera vez por saberse esquivados, por el rabillo del ojo, por una exquisita verdad oculta a plena vista.

Esa frase se me quedó pegada al alma ayer y mientras meditaba y me dejaba llevar por ella paseaba por las calles, a tiempos entre lluvia y entre brillante luz del mediodía, y yo misma flotaba sobre el pavimento, pegando imágenes, conformando un recuerdo entorno a esa frase, a ese paseo, a esa persona que fue descrita así, a ese escritor, a esos lectores, a ese sol y esa lluvia.

Y así, entre los claroscuros de mi mente perdida, mi imaginación pare un recuerdo que no es tal, porque acaba de surgir de mi propia creación. El recuerdo inventado de un personaje que me habla con la voz de un instrumento de cuerda conformado por siglos de precisión y tradición, de educación y belleza, que al tiempo deja entrever que tiene algo de bestia estilizada y si, desprovista de remordimientos o agenda. Ese nuevo ser, nacido de mi estado de ensoñación, es pura magia. Y me habla de su propia vida, que apenas acaba de empezar, que se forja mientras duermo o mientras estoy aquí sentada, intentando conformarlo a través de mis palabras.

¿Quién es el demiurgo en este caso? ¿El escritor que eligió esas palabras? ¿Llegó éste a entender por completo y en todos sus matices todo lo que esa frase encerraba en sí misma? La persona retratada ¿sabría decir cuánto de si misma contiene esa verdad? ¿Soy yo, acaso, el demiurgo?

Ese personaje, nacido de mi misma, me acompañará desde ahora y para siempre en mi camino.
Y me hablará en susurros, con la voz de un cello, cuando recorra de nuevo algunas de las calles que pegué a su recuerdo, cuando me parezca escuchar el ronroneo de un jaguar o incluso cuando me deslumbre el brillo del sol del mediodía en los charcos de hace media hora.

Y el lazo no será más que una frase de un periódico cualquiera, que un periodista del que nadie sabe dedicó a alguien que nadie recordará jamás. Y eso, amor, no es fácil de explicar.

"Like a jaguar hiding in a cello"



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