martes, 25 de febrero de 2014

The Fall





Tu boca entreabierta, es lo primero que veo.
Tus ojos me traspasan desde tu lado del precipicio.
Pero no me ven.
Ya no queda nada.
Has arrasado con todo a tu paso, dejando tras de ti luz y fuego y polvo.
Calor, frio. Ya te percibo.
Tu esencia, predada en volutas, desciende hasta nuestras cabezas.
Ahora te veo.
Tu aún no me ves pero nunca has dejado de mirarme.
Con esos tus ojos, misericordiosos.
Y entre la niebla y el ruido mi boca se tuerce, sonrio, parece.
Porque te miro desde mi lado del precipicio.
Porque te veo caer, igual que tu me has visto caer.
Pero, ¿te fijaste?
Estas muy lejos ahora, tu rostro palpita, tu pecho brama.
Tus ojos nunca me pierden de vista.
Y caes. Caes tan lentamente que apenas me da tiempo a seguirte.
Pero si a recogerte.
Aquí estas.
Hola amor.
¿Me ves ya?
Hola amor.
Siempre.

jueves, 20 de febrero de 2014

My one and only thrill - Melody Gardot




Mis propias armas contra mi.
Ideas, susurros, sombras. Y luego nada.



Lo que te envuelve es el resto del universo, el resto de la existencia que no eres tu.
Es lo único que tengo para definirte, la entera creación.
Y ni así sé cómo.


No soy guía, ni mártir.
No soy un alma gemela ni alto en el camino.
No te serviré de ejemplo.
No te detendré en tu caída.
Pero caeré contigo. Andaré contigo. Aprenderé contigo.
Eso es lo que soy, un compañero en tu camino.
Como tu, ni mejor ni peor.
Soy un soldado de tu ejercito.
No confíes tu vida en mi porque yo no puedo apenas sostener la mía.
Eso es lo que soy.
Y tu cambiarás de piel y de voz.
Y yo seguiré ahí, esperando por ti,
aunque nunca deje de andar mi propio camino.
Pero seguiré estando a tu lado.
Eso es lo que soy.


He cruzado el infierno tres veces.
La primera, escapando.
La segunda, por haberlo hecho.
La tercera, porque lo echaba de menos.
Maldito sea por la falta que me hace.


Envuelta en cientos de capas de dócil humanidad,
educado porte servil, haré tu vida más fácil.
Te daré mi sangre, mi alma y todo aquello que me defina a tus ojos.
Te lo daré sin protesta ni desaliento.
No habrá pago ni se esperará recompensa.
No tendrás que hacer nada a cambio.
No sonrías, satisfecho por tu presa, no soy generosa.
Te daré todo, y eso incluye la mejor parte.
La parte de mi descarnado vientre capaz de matarte.
La parte de mi arrasado corazón capaz de partirte en dos.
La parte de mi extenuado aliento capaz de hacerte saber que me tienes al completo.
Y que eso, amor mio, es lo peor a lo que te vas a enfrentar jamás.


Muros tan altos como mis pobres anhelos, mermados y descarnados por el tiempo.
Muros que no dejan ver más allá.
Muros que son consuelo, porque más allá, no hay nada.
Solo tierra gris embebida de vieja sangre, ramas muertas, viento helado.
Pobre consuelo.


Hace siglos que te busco, vidas que te sueño, etéreo, casi una mentira contada sin piedad. Nunca fuiste. Nunca serás. Y aún así, dedicaré mi vida a buscarte.
Pero duele tanto, dios, duele tanto. Saberte cerca y no saber dónde mirar.
Apenas una sombra tras la pupila, y luego, nada.
Duele tanto encontrar luz en unos ojos que no veré jamás, encontrar caminos persiguiendo una voz que no es sino la mía propia por saber no podértela dar.
Y darte forma con otras formas, sombras de la caverna. Y te persigo y te busco y ando por el mundo sin cuestionarme siquiera el porqué. Solo voy tras de ti, porque sé que estas ahí aunque no pueda usar palabra alguna para llamarte, para dibujarte, para saber qué o quién eres. Pero estas ahí. Y llevo media vida definiendo el universo porque, al final, encontraré lo que no puede ser nombrado y que si, serás tu.
Y te reirás de mi, satisfecho e infantil, despreocupado.
Para ti siempre ha sido un juego. Siempre jugando a mi alrededor, dejándome enrevesadas notas al pié de pagina de mi alma. Una vez, un perfume distinto en una habitación llena de gente. Una nota musical que no estaba dónde debía, un color imposible en unos ojos que no son los tuyos pero que te contienen. Dios si lo hacen!
Y así te persigo, vida tras vida, mientras tu juegas conmigo, mientras pierdo mi aliento, desesperada, rota, mis manos vacías, hundida la cabeza, mientras te busco hasta que llegue el final.


Mis armas contra mi.
Maldito seas por cuánto te extraño.
Maldito seas por todas mis vidas, pasadas y futuras.